lunes, 13 de febrero de 2012

La Voz de Harpócrates


En un manuscrito egipcio antiguo, se puede leer, "has de saber que todas las batallas se pueden ganar a través del silencio". El silencio siempre ha sido uno de los estados más difíciles para el hombre. La creación de los sonidos tiene la más alta prioridad, incluso si un anhelo de silencio también ha existido. Todo sistema mágico, filosófico y religioso ha hecho hincapié en la importancia del silencio. Los cuatro principios básicos de la magia (Llamados de los cuatro pilares del Templo de Salomón) son:

Conocer, Querer, Atreverse y Mantener SILENCIO.


En silencio, hay una fuerza que se encuentra más allá del habla y las dimensiones de sonido. El estudiante de magia debe aprender el silencio. No hay una demanda de que siempre el estudiante deba ser menos locuaz o silencioso en ese sentido, pero debe ser capaz de ser así. Un ejercicio importante para la magia es que el estudiante debe estar en completo silencio y no hablar en absoluto ciertos períodos de tiempo. Durante estos períodos, el mago debe evitar el contacto con otras personas, en parte porque es más fácil estar en silencio solo y aparte para poder escuchar lo que el silencio tiene que comunicar. Lo mejor es que uno puede hacer ejercicio al aire libre en un bosque o área natural. Cuando uno es capaz de permanecer en silencio durante horas, o incluso un día, el período puede ser extendió a varios días más. Esto puede sonar como un largo período, pero en realidad es breve en comparación a los magos que dejan la civilización durante meses o años para disfrutar de un completo silencio.

El siguiente paso es "apagar el diálogo interno", que es, por ejemplo, lo que hizo hincapié el mago de Don Juan en los libros de Castaneda. La conversación interior constante de pensamientos que dominan la mente del hombre lo mantiene clavado en la percepción ordinaria, y limitado de la realidad. Cerrándose a estos pensamientos, la mente se abre a una nueva realidad, parece difícil pero en realidad, es bastante fácil de cerrar la mente y al silencio del diálogo interno. Sin embargo, puede sentirse como una tarea muy difícil, ya que somos a menudo dependientes de nuestros pensamientos confusos. Creemos que los pensamientos son nuestra identidad, nuestro yo, pero la verdad es que nos impiden ver nuestro verdadero ser por su parpadeo incesante y balbuceo. Si de todos y cada uno fuéramos plenamente conscientes de los movimientos caóticos de nuestros pensamientos, la locura seguiría. Pero como se mencionó anteriormente, es mucho más fácil tranquilizar a los pensamientos que son por lo general entendidos. Es suficiente para tratar de capturarlos. Una historia Zen ilustra esto:

Un monje pidiendo la enseñanza de Bodhidharma le dijo:

- "No tengo la paz de la mente por favor libera mi mente."
- "Pon tu mente en frente de mí", contestó Bodhidharma, "y la voy a soltar."
- "Pero, cuando trato de encontrarla", dijo el monje, "no sé en qué lugar se encuentra."
- "¡Mira!" Bodhidharma le gritó. "Ahora me has dado a conocer tu mente."

Como humanos, tenemos una necesidad de reflejarnos en los demás. Esta necesidad es especialmente fuerte durante la infancia y la adultez temprana, el tiempo durante es el cual damos forma a la imagen de nosotros mismos. Pero también tienen una necesidad de un espacio interior en el que puede ser aislado y solo. Diferentes individuos desarrollan esta sala interior para los diferentes grados, un mago, en el tiempo, acumula un templo interior. Hay que desaprender la tendencia a reflejar y reflexionar uno mismo en los demás constantemente. Un mago debe ser capaz de variar entre las imágenes de otras personas y las de él mismo y la imagen personal interior.

La capacidad de guardar silencio en todos los niveles ayuda y protege al mago. El silencio se convierte en una puerta a través de la cual se puede viajar a otras dimensiones, pero el silencio se convierte en un escudo y una espada. A través del silencio, el mago puede obtener nuevos conocimientos y sabiduría, porque en este silencio Harpócrates, el dios del silencio, susurra secretos que nunca se pueden hablar.




(Dragon Rouge MC 1)

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